La alianza de centro del presidente, Emmanuel Macron, recibió un gran golpe al perder la mayoría absoluta en el Parlamento frente al progreso del frente de izquierda y la gran recuperación de la extrema derecha en las elecciones legislativas que se llevaron a cabo ayer en Francia.
La alianza ¡Juntos! de Macron obtuvo 245 escaños de los 577 de la Asamblea Nacional (Cámara Baja); la Nueva Unión Popular Ecológica y Sociales (Nupes, izquierda) 137; y la Agrupación Nacional (extrema derecha) 89.
A 44 escaños de la mayoría absoluta, la portavoz del Gobierno, Olivia Grégoire, agitó hoy el espectro de un «país bloqueado» y aseguró que «se necesitará imaginación, audacia y apertura» para llegar a acuerdos.
«El presidente tendrá que cambiar su temperamento. Su gobierno se verá profundamente desestabilizado», advirtió el politólogo Pascal Perrineau al diario Le Parisien, para quien «deberá, lo quiera o no, aprender la cultura del compromiso parlamentario».
Con un primer mandato marcado por las protestas sociales, la pandemia de coronavirus y los efectos de la guerra entre Ucrania y Rusia, Macron se granjeó una imagen de presidente «arrogante». En abril, tras su reelección, prometió cambiar su manera de gobernar.
Las primeras advertencias del riesgo no tardaron en llegar
El diputado de izquierda Éric Coquerel anticipó que la oposición presentaría una «moción de censura» contra el gobierno el 5 de julio, día de la declaración de política general, informó la agencia de noticias AFP.
Por ahora, no es seguro que esa moción contra el Ejecutivo de la primera ministro Élisabeth Borne salga adelante.
El RN no se pronunció aún y, en el partido conservador Los Republicanos (LR), su secretario general aseguró que no votará a favor.
Con 64 bancas, LR -heredero de los expresidentes conservadores Jacques Chirac (1995-2007) y Nicolas Sarkozy (2007-2012)- y sus aliados UDI aparecen como el principal bloque para pactar con Macron, aunque ya rechazaron ser su «rueda de repuesto».
Para Perrineau, Borne no es la «más adecuada» en este nuevo escenario, ya que viene del centroizquierda del oficialismo y tiene un perfil «tecnócrata», y no «político».
Quienes sí deben partir son tres miembros del gobierno que no lograron su escaño de diputado, entre ellos Amélie de Montchalin, próxima a Macron. La vocera gubernamental avanzó que el nuevo ejecutivo se conocerá en «los próximos días».
La mayoría simple es un escenario poco habitual en Francia
Desde la llegada de la Quinta República en 1958 solo se dio una vez: con el ex presidente socialista François Miterrand de 1988 a 1993.
Macron, reelegido el 24 de abril con el 58,55% de los votos frente a Le Pen, necesita tejer alianzas para consumar su nuevo impulso reformista, como su propuesta estrella de retrasar la edad de jubilación de 62 a 65 años.
Tanto la Nueva Unión Popular, Ecológica y Social (Nupes) -que reúne a la izquierda, ecologistas, comunistas y socialistas- como la extrema derecha «se opusieron durante la campaña a esa medida y se ven como una oposición firme».
El Parlamento recupera así el protagonismo en el nuevo ciclo político, tras un maratón electoral que deja un paisaje político dividido en tres grandes bloques -izquierda, centro y extrema derecha- y a los partidos tradicionales en segundo plano.
De no conseguir aprobar sus reformas, el mandatario podría disolver la Asamblea anticipadamente y convocar a elecciones.
Más allá de la presión sobre el oficialismo, hoy comenzó también la batalla entre la Nupes de líder de izquierda Jean-Luc Mélenchon y la ultraderechista Le Pen por presentarse como el líder o la líder de la oposición.
El frente de izquierda quedó numéricamente como la principal fuerza de oposición, pero la gran vencedora de los comicios fue Le Pen que -con su RN- logra asentar a la extrema derecha en el paisaje político francés.
«Somos el primer partido de Francia» y «el primer partido de la oposición», aseguró en la radio FranceInfo el diputado electo Philippe Ballar (RN), quien reclamó la presidencia de la comisión de Finanzas, que suele dirigir la oposición.
¿Poca participación?
La participación era clave en la segunda vuelta, pero, según el ministerio del Interior, un 53,08% de los 48,7 millones de franceses llamados a las urnas no acudieron a votar.
De esta forma, tras un primer mandato marcado por las protestas sociales contra su política hacia las clases populares, por la pandemia de coronavirus y los efectos de la guerra en Ucrania, Macrón se enfrenta a un segundo mandato complicado.
«Es una mayoría casi imposible que necesitará un giro hacia LR y posiblemente hacia una decena
de socialistas no Nupes», según Étienne Ollion, experto del CNRS, para quien esto podría dar lugar a una «reparlamentarización de la vida política».
La votación cierra un ciclo de comicios crucial para el rumbo de Francia los próximos cinco años.
La próxima cita electoral será las elecciones al Parlamento Europeo en 2024, dos años en que los partidos podrán asentar la recomposición en curso.